El ahorcado

Siempre me gustó jugar “el ahorcado” como estudiante y como profesora, siempre encontré divertido adivinar una palabra letra por letra. Núnca pensé en este juego como algo violento, hasta ayer.

El ahorcado o “the hangman” consiste en adivinar una palabra letra por letra, usualmente estudiadas previamente al juego. Con cada error se construye una horca, se dibuja un muñeco y finalmente este es ahorcado debido a los errores insalvables de los estudiantes/jugadores. En el internet se encuentran un sin fin de imágenes del juego, también aplicaciones que te permiten jugar en línea. Si bien se puede evitar el ahorcamiento del garabato, el fin del juego sigue siendo el castigo de un inocente por el error ajeno.

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¿Estoy exagerando? No lo sé. En mi actual trabajo donde soy docente de inglés, en los talleres de desarrollo profesional repiten constantemente el deber del docente de “modelar” a sus alumnos. Debemos ser muy expresivos, gesticular mucho y estar muy atentos de nuestro accionar, del ritmo, etc. Disto bastante de la proficiencia en este método, pero lo intento y este intentar significa reflexionar mucho, todo el tiempo sobre lo que se hace en la clase.

El maestro ahorca cuando uno se equivoca, el maestro traza una línea por cada error, si el estudiante se equivoca lo ahorcan. No existe un castigo o reprimenda directa sobre el estudiante. Hay miles de oportunidades de jugar, se ahorca a uno y empieza el juego otra vez, se ahorca a otro garabato y mientras existan tiempo y palabras esto puede continuar.

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Jugar el ahorcado es una sutil forma de decir “la letra con sangre entra”, tal vez no haya agresión física hacia los estudiantes; sin embargo, el sutil mensaje del error – castigo implica la amenaza de un castigo, una sanción en tercera persona, la posibilidad de que por mi irresponsabilidad o ignorancia paguen otros, que la condena no afecte mi libertad o mi integridad.

Nos quejamos de video juegos violentos, nos quejamos de juguetes que simulan armas, los prohibimos. Sin embargo utilizamos un juego de muerte en la enseñanza. Un juego que no se trata de valorar la vida, de promover el respeto hacia esta y hacia todos los seres humanos.

Esta reflexión no pretende responsabilizar a los docentes por la muerte de estudiantes propios o ajenos. No es mi interés acusar a quien busca enseñar a través del juego de negligente o violento. Se bien que un docente no juega al ahorcado con la intención de enseñar a sus estudiantes como quitarse la vida, ni de reprimirlos por desconocer una palabra. En realidad pensé en cómo el juego ayuda a banalizar un drama social como lo es el suicidio, y en la tolerancia de la violencia en el espacio escolar.

¿Jugar o no jugar a “El Ahorcado”? ustedes deciden.

Profundizando en el ahorcamiento

En el año 2012 hubieron más de 5000 suicidios en todo el continente y por diversas causas, uno de los casos que trascendió internacionalmente fue el de Amanda Todd. En este hemisferio la segunda forma más común de cometer un suicidio es mediante el ahorcamiento. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) el suicidio es la tercera causa de muerte en personas entre 10 a 19 años (entre el año 2006 y el año 2013 hubieron más de 70 mil suicidios). La segunda causa más común de muerte en niños y adolescentes en Estados Unidos es el suicidio. Mientras que en Ecuador es la segunda causa de muerte en los adolescentes.


One response to “El ahorcado”

  1. Excelente análisis. Cuántas veces hacemos algo aparentemente inocente sin considerar las implicaciones que en la vida real tiene. Gracias por tener la sensibilidad de topar este tema tan difícil.

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