Sorprenderse, maravillarse, emocionarse, motivarse, varios sentimientos que pueden disparar un evento o situación fuera de la rutina; todo esto en el sentido positivo que puede traer un gesto inesperado. Lo inesperado también puede traer malestar, tensión, conflicto, ansiedad. Algo fuera de la rutina y que desequilibra puede causar tanta angustia.
La violencia escolar en todos sus tipos se normaliza y deja de causar asombro en las comunidades educativas, la posibilidad de ser atacados sorpresivamente es una realidad y parte de protocolos de prevención de violencia así como de simulaciones de evacuaciones de emergencia.
Parece que no puede haber algo más trágico que la tragedia en sí misma, tras 20 años de ataques armados y cientos de estudiantes y docentes muertos dentro de instituciones educativas, el más reciente en Santa Fe, Texas. hace unos días; ya no asombra ni causa alarma a algunos estudiantes la posibilidad de perder la vida un día cualquiera en el que acuden a clases.
La normalización de la violencia me parece algo tráfico, el perder la capacidad de asombro es algo trágico, el hecho de que ya no conmueva una noticia donde estudiantes en edad escolar, iniciando o terminando el ciclo educativo, han muerto víctimas de un estudiante es trágico.
Después de la matanza en Springfield, Oregón, el escritor de teatro William Mastrosimone montó una obra con el fin de prevenir la violencia escolar, su obra “Bang Bang, you’re dead” fue tan provocativa y causó tanto revuelo que hasta hicieron una película de ella. Se trata de diálogos entre el atacante y los estudiantes que murieron. A ésta le han sucedido libros, series de TV y netflix, películas donde se trata el tema de la violencia escolar, el bullying, el cyberbullying y el abuso sexual; en su mayoría estas historias se tratan desde el suicidio de la víctima y los motivos e involucrados en su muerte.
Ahora me pregunto si realmente estamos trabajando con este material y sus provocaciones para discutir la muerte temprana y violenta de estudiantes y docentes en instituciones educativas. ¿Por qué matar o por qué morir en la escuela?¿Por qué en la escuela? ¿por qué a estudiantes? ¿por qué a maestros? ¿qué debemos hacer como sociedad y como individuos para detenerlo? ¿cuál es el rol del Estado?
Considero de suma importancia que no desaparezcan estas preguntas de nuestras discusiones en casa y en la escuela, en las discusiones con adolescentes y adultos, que no deje de asombrarnos la pérdida de una vida, que nos afecte conocer de un caso de bullying. Más importante aún, pedir ayuda, extender una mano a quien lo necesite y ser más amable con los demás.